domingo, 14 de agosto de 2005

Día


Salí ayer a ejercitar un poco las piernas y - aprovechando ke estoy a pocas cuadras del río y como todos los días en los ke tuve oportunidad esta semana - terminé sentada en la arena viendo pasar los barcos y los (wind) surfistas.
Como era sábado, a pesar de ke estaba algo nublado, había más gente y (mucho) más ruido. Se habían duplicado los escapes de los autos y las cornetitas de los churreros, por eso me calcé los walkmans y le puse especial atención a "lo picadito" ke estaba el Paraná a consecuencia del viento ke corría. En pocas palabras, me puse a mirar las olas.
Las locas iban y venían sobre la arena blankísima encrespadas. Algunas traían algún camalotito; otras, algún moncholito ke algún pescador frustrado devolvió al río y no tuvo la suerte de sobrevivir.
De repente, veo a pocos metros una lanchita humildísima ke se acercaba con el motorcito apagado, con dos chicos arriba y rebosante de pescados medio vivos.
Dos chicos. Uno tendría alrededor de 15 años. El otro no más de 7, pero como muchísimo.
El más grande venía empujando la lanchita y el chikito acomodando los pescados dentro de un fuentón de esos ke parecen ser como de cuero, y tienen 2 manijas. A simple vista calculé mas o menos la cantidad ke llevaban, serían unos 20. Enormes... Tendrían unos 50 cms. de largo cada uno. Gordos. Frescos. La mayoría abriendo y cerrando las brankias. Algunos eran boguitas. Otros dorados. Son hermosísimos los dorados, el sol se refleja en sus escamas de una manera especial. Pero las bogas son más sabrosas. A las bogas no hay con ké darles.
Pensé ke alguien iba a ir a su encuentro a ayudarles. Algún mayor kiero decir. Pero no. El chikito metía los pescados en el fuentón-bolso mientras el grande amarraba la lancha en la orilla.
Juntaron los peces, agarraron cada uno una manija, y - sobre todo el más chikito - haciendo un esfuerzo enorme, casi conteniendo la respiración, levantaron el fuentón (ke pesaría unos 35 kilos, fácil) y cruzaron todos los metros de arena ke separan al río de la vereda.
Y empezaron a hacer "negocio".

Feliz día, chicos.

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