martes, 28 de febrero de 2006

Consideraciones de día de lluvia

before flushing


- Por qué invariablemente me gustan todas las películas en las que trabaja Toni Collette? =D


- No sé si lo han notado, pero últimamente la tengo con la palabra "invariablemente"... a ustedes les pasa también que les agarra como una insistencia en usar una palabra determinada?


- Les facilito esta web de puro buena que soy (Mafi, Boni)
Cómo olvidar(la) - y no es de Rodrigo -


- Pf: tenía ganas de sol y playa, y miren cómo me fue...!


- PD.: Gracias Gaya por la foto.

lunes, 27 de febrero de 2006

Esa costumbre =)

De los orígenes sólo recuerdo que en mi casa, ininterrumpida e invariablemente, de 9 a 22 se cebaba mate, empezaba mi madre hasta las 11, y luego la seguía mi hermano, mientras hacían sus cosas. Cuando uno se iba a trabajar, el otro lo reemplazaba, y siempre había un mate listo para tomar. Yo no tuve necesidad de cebar mate hasta que mi hermano se casó y me encontré sola en horas en que mi vieja estaba trabajando. Pero en ésas épocas ya tenía amigas, y Carina venía temprano y ponía ella misma la pava, y pasábamos la hora de la siesta contándonos cosas y proyectando con la pava al lado y fumando. A la tardecita nos juntábamos con los pibes y mientras ellos tomaban gaseosa, Lizzi, Virna, Carina y yo seguíamos tomando mate hasta las 10 de la noche que nos separábamos para irnos cada una a su casa.
Luego llegaron los amigos, que también gustaban del mate. Y venía Fabi a casa y me pedía poner la pava. O caía el Negro Dani y la ponía él. Si estaba el Colorado lo hacíamos cebar, porque cebaba unos mates irrepetibles, pero le cambiaba seguido la yerba, cosa que a mi entender un buen cebador no debe hacer. Si estaba Pitu se armaba cada rosca porque Pitu no quería que se cambie tanta yerba. Más por amarretismo que por convicción. Pitu tenía la costumbre de tomar el mate como venía, y, si la tarde era larga, lo tomaba hasta que la yerba se ponía azul. Obviamente, la compañía le iba menguando con el paso de las horas.
Todos usamos pava mientras se pudo, hasta el día en que nos llegó la crisis y decidimos comprar un termo. Me resistí durante mucho tiempo, pero la comodidad de no tener que calentar el agua a cada rato pudo más que el respeto a la tradición. De mis compañeros de bombilla, sólo mi amiga Cari pudo resistirse al encanto del termo. Hasta el día de hoy Cari me escucha subir y pone la pava, y ceba el mate recontracaliente, aunque se haya cortado la luz y haya una térmica de 38º C a la sombra. Y lo vuelve a calentar apenas se enfría un poco. Y a veces me da esos mates lavados y calientes que tanto detesto, pero me los tomo despacito sin decir nada, para no arruinar el momento.
En cambio a Eri le gusta el mate como a mí. Nos gusta que se vaya enfriando a medida que se va lavando un poco. Cuando ella llega – eso sí - hay que empezarlo de cero, no le gusta tomarse el primero un poco lavado. Yo soy igual.
El que no tiene problemas es Ade, a él le gusta el mate como sea, y si está un poco frío y lavado, mejor todavía. No le gusta cebar, pero al menos no es pretencioso como mi hermano, que no cebaba pero no lo quería lavado. Mi hermano era el Mate-Nazi. A Ade el mate siempre le parece rico, menos cuando quema. Ade es capaz de tomarse el mate que quedó cebado del día anterior.
La mejor cebadora de mate que conozco es mi vieja. Siempre está bien, siempre está rico. Le gusta razonablemente caliente y lo “arregla” de vez en cuando. Cuando lo arregla le queda como recién empezado, a mi nunca me salió eso. Es de las que disfruta de tomar mate sola, como yo. Porque vieron que hay gente que no toma mate solo. Se privan de ese placer de poner la pava para uno mismo… es extraño. Algunos dirán “Ah, yo cuando estoy solo me hago un mate cocido y es lo mismo” como si realmente lo fuera. Como si el mate fuera sólo esa suerte de infusión, como si no fuera la excusa para hacer otras cosas: leer, escribir, charlar, o estar en silencio con alguien, o sólo pensar. O, como dijo Casciari: como si no fuera lo contrario a la televisión.

viernes, 24 de febrero de 2006

Por suerte a veces la vida se descomprime un poco

alliumsubvillosum! (pata de cabra)

Y podemos detenernos y nos damos cuenta que quizás no todo ha sido tan mal hecho, y es como una caricia de mamá en el pelo cuando éramos chicos, o como un sellito de la maestra, y entonces ya no nos sentimos tan idiotas y algunas cosas empiezan a tener sentido (otra vez)





Y nos sentimos en marcha.

jueves, 23 de febrero de 2006

lunes, 20 de febrero de 2006

Si si todo muy lindo pero...

Las chancletas son de Norma Jean


...después de mirarle el pezón a la Monroe háganme el favor de prestar atención a sus pies: qué cuernos son esas chancletas inmundas?? Las de mi viejo son mejores!

viernes, 17 de febrero de 2006

Un cronopio

tregua catala espera

miércoles, 15 de febrero de 2006

El misterio de las bicicletas rosarinas



Tuve que ver 3 o 4 de ellas para darme cuenta que eran pintadas. La primera la vi desde el colectivo, y me pregunté quién la habría dejado y por desgracia no recuerdo en qué pared o esquina descansaba.
Otro día me percaté de que eran muchas. Al principio las contaba, luego perdí la cuenta. Es que no frecuento mucho el centro y tengo mala memoria.
Durante años me pregunté quién sería el loco que las pintaba, es que las bicicletas eran un misterio para todos. Imaginé que se trataba de una especie de grupo comando nocturno armado con plantillas y aerosoles. Me hacía mucha gracia imaginarlos vestidos de negro como ninjas, con antifaces, cronometrando el tiempo en que llevarían su obra a cabo.
Las bicicletas de Rosario en realidad son cientas. Se dice que 350, y que son pintadas por una sola mano, la de un hombre de 51 años que con ellas quiso homenajear a un amigo que un día, allá por los tiempos de la dictadura militar, dejó su bicicleta atada a un árbol para nunca más volver a buscarla. Esta circunstancia le inspiró a Fernando Traverso un poema, y luego el poema devino en esta suerte de obra que son las 350 bicicletas que vemos los rosarinos a diario desde el colectivo, en la esquina de casa o con mucha, pero muchísima suerte, apoyada debajo de nuestra ventana.

Para quien quiera conocer más datos acerca de Traverso y sus bicicletas, les dejo algunos links:

Las bicicletas de Fernando Traverso
Fernando en Rosariarte
Una bicicleta vacía habla de un cuerpo ausente
Entre lo corpóreo y lo intangible

Dicen que hay una en Retiro. Yo no la recuerdo. Si algunos de ustedes anda cerca y tiene cámara en mano, podría fotografiármela? Desde ya muchas gracias a mis amigos cabras que sabrán comprender este capricho mío.

martes, 14 de febrero de 2006

El año del perro

Un año para la participación social y la solidaridad.
Atrás quedaron las peleas y la fuerte energía del Gallo. El Año
del Perro, 2006, según el horóscopo chino, se abre con una apuesta a la
amistad y a la solidaridad. La famosa pitonisa Ludovica Squirru, afirma
que el Año del Perro es una invitación a la participación social y la
solidaridad entre todos anticipa. Será un año para saldar antiguas
deudas interiores.


Para hacerlo más dinámico, me tomé el trabajo de poner cada signo en una página aparte, así que pueden dejar los comentarios en la página respectiva del signo.

Rata
Búfalo o buey
Tigre
Gato
Dragón
Serpiente
Caballo
Cabra
Mono
Gallo
Perro
Jabalí

También voy a dejar los links a la derecha para que los tengan más a mano.
Disfrútenlos.
De nada.

lunes, 13 de febrero de 2006

Y si algo me faltaba...

...era comprobar, que a mi nuevo libro de Cortázar - Cuentos Completos/2, Editorial Punto de lectura - le falta el siguiente cuento/instrucción (de "Historias de cronopios y de famas")



INSTRUCCIONES PARA CANTAR
Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.


Snif.

sábado, 11 de febrero de 2006

Me suele pasar

Me suele pasar - en ESOS días (los cuales al principio eran unas dos veces al año) - que el impulso me domina y las pequeñas decisiones se suceden invariablemente de pequeños arrepentimientos, todos sin importancia.
Por ejemplo puedo estar decidida a ir a algún lugar específico, digamos... caminando, y de golpe y sin saber por qué, encontrarme sentada en un colectivo que me lleva a otro lugar totalmente distinto, y arrepentirme. Luego darme lo mismo. Como si ir a comprar mariscos para la comida de mañana fuese lo mismo que ir a revolver libros a la tiendita ésa que me gusta del centro. Quizás en un MUY MAL día, me arrepienta tanto de haberme subido al colectivo que me baje en unas pocas cuadras tomando la mala decisión de ir a otro supermercado en donde seguramente no tendrán mariscos ni libros. Suele suceder. Por fortuna no muy seguido.
Si sigo en el colectivo y el arrepentimiento es poco - más bien relacionado con la culpa de hacer algo que me causa placer (como ir a revolver libros) - seguramente tendré esa sensación cálida de estar haciendo algo totalmente fuera de lugar y al margen de lo planeado; como salirme un poco de la carretera para dormir una siesta con los pies apoyados en el parabrisas cuando me están esperando en otro lado.
Voy, revuelvo libros, recuerdo que quizás ya que estoy en el centro debería comprar el burlete de la cocina que hace tanto que hay que cambiarlo pero no: hoy revuelvo libros. Y quizás me compre un par de golosinas y las coma por el camino. Y quizás, si no fueran tan malas las películas, entraría a un cine. Y con un poco más de suerte, compraría algún libro que hace rato quería tener.
Me suele pasar cada vez más seguido y el problema es que no puedo planear nada por anticipado, porque cuando el impulso me carcome por dentro no hay obligación que sea remotamente importante. Últimamente estoy teniendo días así unas dos veces al mes, necesito escaparme ya no de mi realidad, sino de mí misma. En el momento está bueno pero después es como un vacío en el pecho. Supongo que eso les pasa a otras mujeres cuando "salen de shopping". Por suerte a mi no se me da por eso de llenarme comprando.
Igualmente esta no era la idea del post, la idea era contar eso de las decisiones apresuradas y saber si a ustedes les pasa.

De verdad todavía alguien espera algo de mi? Mejor lean esto.

lunes, 6 de febrero de 2006

Anita tenía un pozo

Anita tenía un pozo en el que caía periódicamente.
La primera vez, el pozo pareció chuparla. Aquella vez estuvo en él un tiempo considerablemente largo: al principio gritaba para que alguien la escuchara, luego, al darse cuenta de que nadie la oía, luchó desesperadamente contra las resbalosas paredes para poder salirse. Lo hizo durante horas, y nunca llegó a ver la luz de arriba. Se lastimó mucho las manos, entonces decidió serenarse y elaborar un plan. En algún momento se quedó dormida y soñó que su hermano la llamaba. Quizás lo había hecho, pero ella no había podido responderle. Un día el pozo mismo la escupió. Anita estaba afuera y ni sabía cómo.
Pasó un tiempo durante el cual Anita había olvidado al pozo. No había vuelto a caer en él, ni siquiera le había pasado cerca, por eso la segunda caída la había agarrado muy desprevenida: se lastimó un poco más que en la primera, pero esta vez no tuvo miedo, y decidió no llamar a nadie ni desesperarse, se sentó a pensar. O a esperar una oportunidad mejor de salir: que alguien pasara cerca, o que su hermano la buscara.
Como el tiempo pasaba y ya caía la noche, Anita empezó a explorar con sus manos las paredes del pozo. Descubrió que ya no eran tan resbaladizas como la primera vez, y que cuando ella se descuidaba, parecían palpitar un poco. Se le ocurrió que el pozo se comportaba según su propio estado de ánimo, y esa tontería la hizo reír mucho, entonces las paredes vibraron y luego suspiraron y se pusieron más firmes, y ella pudo trepar y salir sola. Anita estaba feliz porque había descubierto el secreto del pozo.
Era de prever que después de semejante hallazgo Anita entrara y saliera del pozo tantas veces como quisiera. Lo usaba para esconderse cuando jugaba con sus amigos, o cuando quería estar sola, o cuando no tenía ganas de hablar, o de que le hablen. Sus padres estaban preocupados cuando ella desaparecía porque si bien todos sabían que Anita estaba en el pozo, nadie sabía exactamente adónde estaba ubicado, o si esta vez iba a poder salir de él. Sobre todo a su madre la ponía muy nerviosa el hecho de que su hija estuviera tan segura de poder controlarlo: ella creía que iba a llegar el día en que Anita no iba a poder salir. Anita en cambio, se sentía muy tranquila en él, tenía la certeza de que nadie la encontraría y así encontraran el pozo, nadie se animaría a bajar a buscarla. No conocía a nadie, por más valiente que fuera, capaz de bajar al pozo.
Cuando adolescente había conocido a un par de muchachos que se habían jactado de animarse al pozo y compartir algún momento con ella en él. Ninguno fue capaz de asomarse siquiera. Uno una vez se asomó y no soportó la pesadez del aire. Por un tiempo le hizo creer a Ana que algún día bajaría, pero nunca lo hizo. Ana siguió bajando sola y un día se olvidó del muchacho y cuando salió él ya se había ido detrás de quien sabe qué cosa que tenía alas.
Un día el pozo la agarró desprevenida y volvió a chuparla, y sus paredes se cerraron sobre su cabeza, y Anita empezó a reírse, y el pozo también, pero no quiso soltarla. Anita descubrió que había sido engañada. El pozo no se comportaba según ella quería, sino que se lo había hecho creer por años. Vivió acurrucada en él el tiempo que el pozo se lo permitió. Sus padres, sus hermanos y sus amigos - entre ellos el muchacho - la buscaron. Ella los escuchó varias veces pasar llamándola por al lado del pozo, pero su pecho estaba tan comprimido por sus rodillas que no pudo más que exhalar un suspiro inaudible.
Hasta el día de hoy – y eso que de la desaparición de Ana han pasado varios años – se escucha a su madre y a su hermano gritar su nombre.
Cuando esto ocurre, el pozo palpita con Ana en él.
Quizás algún día la escupa.

viernes, 3 de febrero de 2006

Limp

Les dejo letra y canción de un tema de Fiona Apple que me pone así como... con ganas de tirar patadas al aire.... la letra, sobre todo.



"Limp"

You wanna make me sick;
You wanna lick my wounds,
Don’t you, baby?
You want the badge of honour when you save my hide
But you’re the one in the way
Of the day of doom, baby
If you need my shame to reclaim your pride
And when I think of it, my fingers turn to fists
I never did anything to you, man
But no matter what I try
You’ll beat me with your bitter lies
So call me crazy, hold me down
Make me cry; get off now, baby-
It won’t be long till you’ll be
Lying limp in your own hand
You feed the beast I have within me
You wave the red flag, baby you make it run run run
Standing on the sidelines, waving and grinning
You fondle my trigger, then you blame my gun
And when I think of it, my fingers turn to fists
I never did anything to you, man
But no matter what I try
You’ll beat me with your bitter lies
So call me crazy, hold me down
Make me cry; get off now, baby-
It won’t be long till you’ll be
Lying limp in your own hand


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Dixit III

"Respecto a W., fuera de joda, tiene la cadena sueltísima y se le apagaron las luces del estadio hace rato y el aguatero se le fue a la mierda."

jueves, 2 de febrero de 2006

A veces creo que voy a empezar a festejar Festivus

Clickeá y agrandá para imprimir (uno de los tantos servicios que presta HSV)


Festivus es una celebración alternativa inventada por Frank Costanza (el padre de George Costanza, de la serie Seinfeld) que se festeja el 23 de diciembre y durante el transcurso de la cual, se tiene oportunidad de participar en el "Tour de los agravios", donde cada integrante de la familia puede dejar fluir hacia otro cualquiera todo lo malo que piensa de él, o echarle en cara todo lo que se calló durante el año. El símbolo de Festivus es un palo de aluminio (en lugar del pino de navidad) y la comida tradicional es cualquier comida, nada de pavos o jamones: fideos, pastel de carne, lo que sea. Luego de la cena el jefe de la familia puede elegir un integrante al azar y medir sus fuerzas con él, o sea, agarrarse a trompadas para ver si aún está en condiciones de ser el jefe de la familia.
Mucha gente en EEUU (vieron que yanquilandia dá para todo) festeja Festivus, prueben poner "Festivus" en google y se van a asombrar de la cantidad de links que les van a aparecer. Desde uno muy completo en Wikipedia; hasta uno en donde les venden los palos alusivos, en donde hay un sector de fotos de gentes con palos y todo.
Bueno, el quid de la cuestión con este post es que algunos hechos que han ocurrido últimamente me han llevado a pensar que de verdad deberíamos juntarnos los 23 de diciembre y reunirnos alrededor del palo de Festivus para restregarnos en cara todo los que nos ha molestado del otro durante el año. Y después de cenar (algo más argentino que pastel de carne, podrían ser milanesas o hasta un asado) el jefe de familia (que podría ser yo este año, ya que fue mía la idea de la celebración) mediría fuerzas (cagaría a trompadas) a alguno de ustedes que yo tenga ganas.
No les parece buena idea?

Festivus for the rest of us!

miércoles, 1 de febrero de 2006

Hoy es un buen día para bajar unos decibeles...

Dude Lebowski

Si yo fuera hombre seguramente sería como el Dude Lebowski.
No se rían, no me ha sido fácil reconocerlo. =(