sábado, 12 de marzo de 2005

...

Y el tiempo pasa y la vejez les llega. Y es cada vez más evidente la locura en uno y la debilidad en el otro. Y los observo hablar de sus cosas y me doy cuenta de ke al final nada salió como yo pensaba; ke yo esperaba ke ellos fueran viejitos cuando ya hubiese largado hijos al mundo a volar y pudiera dedicarme a cuidarlos, como hacen los hijos adultos con sus padres viejitos. Y ella preguntándome de kién va a depender si dejara de caminar, y yo sin respuesta. Y claro, ella tiene razón: él cada vez peor, con el pelo más largo y las ideas más cortas. "Y yo no sé ke voy a hacer con este hombre" (repite), y eso lo decía mi abuela, pero cuando tenía 80, no a los 60 y tantos. Y en el fondo yo sé la respuesta ke ella kiere escuchar, pero no se la digo. No se la digo porke estos últimos años no tengo nada en claro, porke no puedo asegurarle absolutamente nada a nadie, ni sikiera a mí misma. Y me la paso soñando con escaleras colgantes ke tengo ke subir y se me mueven o se me rompen. Y así paso mis días, y mis noches; pensando ké hacer y pendiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario