domingo, 10 de mayo de 2009

Negro el 36



Ayer fui a comprar zapatos. Reconozco que tengo varios problemas a la hora de comprar zapatos. Tengo el arco vencido y en consecuencia, sufro de tendinitis en uno de mis pies. Para empeorar la situación, necesito unos zapatos que me sirvan para usar en la oficina, pero que no sean demasiado "de señora" porque no podría ponérmelos. También necesito que sean cómodos, y preferentemente de cuero, y no excesivamente costosos(si si, ya séeee...).

Primero, hace unas semanas, encontré unos Piccadilly que me habían encantado aunque eran un poco caros. Cuando fui a medírmelos, tuve que probarme uno similar porque no tenían de mi talle. Le pregunté a la vendedora si eran de cuero y me dijo que no, pero que el material era igualmente muy bueno y que también eran muy cómodos. Ofreció conseguirme el par que me había gustado en mi número pero le dije que no, gracias, ya que me parecieron muy caros para no ser de cuero real.

A los pocos días en otro negocio encontré otros más acordes todavía a mis actividades, de cuero vacuno, y que parecían aún más cómodos que los otros, y aunque costaban un poquito más, ameritaba el hecho de que eran más "onda yo".

Ayer entré a probármelos. Le pedí al vendedor talle 36 o 37, y trajo un 36, me dijo que en 37 no le quedaba salvo en color "cobre". El que yo había visto era negro combinado con gris, que me venía justo porque el traje que tengo que usar en la oficina es gris oscuro. Me medí el 36 e inmediatamente pude ver las estrellas sobre la punta de mi dedo gordo. Eran una tortura (pero para mi desgracia ésa no sería la peor de las torturas que tendría que soportar). El vendedor me aseguró que el dedo me quedaba en la posición correcta donde debe quedar un dedo gordo cuando está dentro del zapato del talle exacto (heeeeere we gooo...), lo que llevó a:

- No, me duele mucho, no es mi talle.
- No, el talle está perfecto, un 37 te quedaría demasiado grande.
- Mmmno, no creo, creo que 37 me quedaría mejor...
- No no, mirá donde te queda el dedo... mirá aparte es cuero, el cuero se estira con el uso.
- Si, pero yo necesito que estire de largo, no de ancho... Me gustaría probarme un 37, podrías traérmelos en color cobre? Aunque sea para saber si sería el talle.

Va y me trae el 37. Me los mido y los siento un tanto holgados, pero después de 5 minutos de tenerlo puesto, compruebo que son un bálsamo y más si lo comparo con el negro 36.

- Te llevás el color cobre entonces? Es muy lindo también.
- Si, es lindo, pero lo que pasa es que no me combina con el uniforme de la empresa, sólo quería ver si era el talle.
- Para mi tu talle es 36.
- No, me queda mejor el 37... aunque (en un arranque de capricho boludo, no podía resignar así nomás esos zapatos!) debería probarme los dos juntos, me traés el otro pié? (es que me gustaban tanto!)
- Sabés que pasa? El otro lo tengo en vidriera... (insinuando que sólo podría sacarlo si le aseguro que me lo voy a llevar) Pero te aseguro que el talle es ése, no el 37. (si claro, y si no me pruebo los dos como sé? Éeeeh???)

(Viene otro vendedor, que parecía ser el dueño, me mira el negro 36 y...)
- Le queda hermoso ese zapato, señora, aunque el color cobre también, es precioso.
- Si, lástima que el cobre no me sirve y el negro me hace ver las estrellas.
- Pero no señora! saqueseló que se lo pongo un rato en la horma! (si, en la horma de la c***** de tu madre...)
- No, no se preocupe, igual no lo voy a llevar... (vaaaaaamoooo, un rato en la horma me va a estirar el zapato un centímetro!!???)

(De más está decir que a esas alturas ya había montado en cólera. Lo peor era que ahora eran dos, y no me dejaban ir!!!)

Yo, hablándole al que parecía ser el dueño:

- No importa señor, total no tengo apuro, no van a traer más de éstos? O algo similar? Yo paso 3 veces por semana por acá, cualquier cosa me pego una vueltita la semana que viene o la otra...

El vendedor joven, mirándome desde el piso (todavía estaba arrodillado a mis pies), con cara como si hubiera muerto alguien:

- Noooo, estos no entran más ya... (el último intento?)

Yo, resuelta (aunque ya había resuelto 20 minutos antes cuando sentí mis dedos aprisionados por algo así como un cepo):

- Bueno, que le voy a hacer, tampoco me voy a llevar unos zapatos que me hagan ver las estrellas, y más con lo que salen...

Vendedor joven, casi suplicando:

- Pero vos no me creés a mi, te digo que se te van a estirar en una semana, al principio te van a doler pero después se van a acomodar...

Yo:

- Sabés que pasa? YO TAMBIÉN SOY VENDEDORA, y trabajo en la calle caminando todo el día, imaginate que NO PUEDO PERMITIR (enfatizando) que unos zapatos me arruinen los pies ni medio día, porque al día siguiente yo no puedo salir a trabajar, entendés?

- Y si...

- Bueno, entonces, si te parece, paso la semana que viene a ver si entró algo parecido, si?

- Bueno...

Y me fui, sintiéndome liberada, pero al mismo tiempo contrariada por haber tenido que soportar semejante tortura, no por el dolor de dedos, sino por la presión del vendedor que sólo cedió al momento de haber pronunciado las palabras mágicas: YO TAMBIÉN SOY VENDEDORA, que fue como decir A MAMÁ MONO CON BANANA VERDE.

4 comentarios:

  1. jajajajajajaja!!
    mierda! como me gustaría verte en una situación así! no paro de reirme ya de solo imaginar tus expresiones.

    CaminantA, no hay camino.. ni zapatos
    Te ves probando zapatitos para el casting de Cenicienta? ;)

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  2. Primero pensé en Patora con zapatitos de cristal, sin embargo luego recapacité y me dí cuenta de su an´nimo acto de heroismo, luchando a capa y espada contra los esbirros del marketing. Ha demostrado Ud una vez más que sus carácter y sus neuronas van más allá de un bonito par de zapatos (debilidad de más de una mujer), y que está muy lejos de ser Miss Panamá. Sin confucio-nes

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  3. Sr. Zorgin, no diga esas cosas que me pongo colorada...

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